martes, 9 de octubre de 2007

Videosex

Hace una semana tuve la desafortunada oportunidad de ver en la red, un video sexualmente explícito en el que aparece la hija de una amiga con un tipo muchísimo mayor que ella.

De la misma forma, hace unos dos años una de mis excompañeras de la prepa también se convirtió en pornstar de la web, gracias a un video de 78 minutos que su exnoviecito subió cuando ella decidió no soportar más sus infidelidades y lo terminó.

Y para colmo, las fotos en las que una excompañera de mi anterior trabajo aparece tal y como Diosito-bimbo la echó a este mundillo, igual cayeron en poder de su exmaridito y se volvieron públicas.

En varias ocasiones con mi ex, y con algún otro... este conocido, jugueteamos así y grabamos uno que otro encuentro XXX, sin embargo, ese material siempre estuvo en mi poder y con la seguridad de que no caería en manos de alguien ajeno y carente de mi confianza. Esto, creo yo, me ha servido para evitar convertirme en una de las muchas tristemente célebres Michelle Vieths de la red. Aunque ya sé que a uno que otro le gustaría echar una miradita.

Ese tipo de eventos lo considero en gran parte culpa de esas mismas chicas, material de ese tipo no debe de ser descuidado por ningún motivo, menos aún con la facilidad para compartir información que hay actualmente y con tanto dispositivo que, a pesar de parecer inofensivo, puede causar graves daños, aún cuando se trate de alguien de quien pensamos tener absoluta confianza.

No digo que se debe temer al uso de la tecnología, sino que se debe de tener especial cuidado de en dónde y cómo se guarda y comparte nuestra información, es complicado pero esa molestia ahorra muchísimos dolores de cabeza.

Cada mujer decide si se toma fotografías o video o no mientras hace su relajito, pero el tener cuidado de quién tiene acceso a esa información o en dónde la guarda es algo que no debe tomar a la ligera, por mucha confianza que pueda tenerle a alguien.


Un ejemplo más de lo que puede ocurrir
al descuidar nuestra información privada.